—No creo que
me merezca la gargantilla, eres la única persona que se ha fijado en mis
dibujos.
—Pues
debería fijarse todo el mundo, porque son realmente buenos. ¿Puedo? — Hice una seña a su carpeta.
Asintió. La abrí cuidosamente, había dibujos de cientos de cosas y ninguno a
color, únicamente en blanco y negro, atrapasueños, animales, paisajes etc —¿No
puedes dormir?
—¿Por qué lo
dices? —Señale un dibujo
en el que salía un atrapasueños con bastante plumas. —No, a veces no duermo
bien. Y lo represento en dibujos.
Fui mirando
cada dibujo con lentitud hasta que llegué a uno en especial, un paisaje, era un
bosque, me resultaba muy familiar —¿Has ido aquí? — dije apresuradamente
Se asustó —Sí—dijo
lentamente
—¿Dónde
está? —seguía mirando el
dibujo
—Pues verás,
la autopista que lleva hasta afuera del pueblo, sube a unas montañas, que eso
lleva a un camino en el que…—siguió explicando mientras no la hacía mucho caso.
Pasé la yema de mis dedos por el dibujo y me llené de carboncillo. Estaba
segura, este era el bosque al que me llevo Edgar.
—¿Podemos
ir? —Corté su explicación
de cómo llegar al bosque.
—¿Estás
loca? Es temporada alta de caza, podrían confundirnos con dios sabe qué y
pegarnos un tiro.
—Por favor—supliqué.
—Es muy
arriesgado…—empezó a coger montoncitos de arena
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