No sabía de qué tema hablar y tampoco sabía cómo fingir que
estaba enferma—Será sólo el cambio, no estoy acostumbrada a este tipo de clima.
— aseguré varias veces pero
ella seguía empeñada en prepararme algo.
Me tendió la taza con un líquido rojizo y di las gracias a
regañadientes. Maldecí a Edgar. —Te sentará bien— asintió. Lo que pasa es que
estoy perfectamente pero tu nieto es estúpido y no sirve ni para inventarse una
excusa, repetí bastantes veces en mi cabeza. —Entrarás en calor. — parpadeé volviendo a la realidad.
Tomé un sorbo, era algo dulce, pero raro en cuanto a sabor, no atendí a razones
en cuanto a mi gusto y me lo tragué poco a poco sin rechistar.
—¿Así que estás con mi nieto? — el líquido caliente me fue por mal sitio y no pude
evitar toser.
Me
recompuse y saqué fuerzas para decir un monosílabo —Sí. — miré
a la taza y removí lento la cuchara con desgana.
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