—¿Y
esa cara?
—Creo
que voy a vomi…— A penas pudo terminar la frase cuando yo ya estaba cogiéndola
del pelo para que lo pudiese hacer con toda libertad.
—¿Mejor? — No sé los ojos que estaría poniendo pero
seguro que mostraban preocupación.
—No
sabes cuánto— Sonrió.
Me
acerqué a Edgar y le pedí el sándwich. Lo sacó del bolsillo—Te dije que me lo
agradecerías—sonrió de oreja a oreja. Puse los ojos en blanco mientras quitaba
las servilletas.
—Toma, te sentará bien. —Se lo ofrecí a Carla. A penas dio dos
mordiscos y uno de ellos intentó que no viese como lo escupía. No iba a
regañarla dada la situación.
Iba
a tirar el sándwich cuando Edgar me lo quitó de las manos.
—Es
comida, la comida no se tira. —Le
miré raro y el sólo se dispuso a volver
a envolverlo y guardárselo.
El
conductor se despidió y quedó en vernos mañana a la misma hora allí. Genial, no
me apetecía nada estar aquí, si de día ese rollo me daba algo de miedo, no me
quería imaginar de noche.
Cuando
miré a Daira pensé que la iba a dar un infarto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario