Combate cuerpo a
cuerpo
Desperté algo
aturdida y con sequedad en la boca, abrí un ojo, el ambiente olía a alcohol
destilado. Me aclaré los ojos con las manos y vi de donde procedía ese olor.
Edgar. Babeaba y roncaba y volvía a babear, y aun así, me parecía hermoso. Nina
estás loca, me aseguré a mi misma, me llevé la mano a la frente y me coloqué
como pude el pelo, le arropé bien y me dispuse a salir de la tienda.
Todo estaba
ajetreado, las chicas iban de un lugar a otro asegurándose de eliminar pistas
que nos pudiesen meter en un lío. Me estiré y miré al cielo. Dios mío, ¿Dos
días de sol seguidos? Esto era para recordar. Carla hizo que se me acabase la
paz cuando se subió a mi espalda de un salto.
—Pequeña
dormilona— Me miró negando y chasqueando la lengua.
—No me
hables de dormir, he dormido fatal.
—
¿Y
eso? ¿Edgar no tenía fuerzas para un segundo asalto? Este chico no aguanta
nada, no me gusta para ti, así nunca vas a tener un orgasmo— Se rio.
—
No,
imbécil— la di un puñetazo leve en el hombro. — Al revés, no ha parado de moverse en toda la noche.
—
No
te creo— me miró fijamente.
—
Menuda
mejor amiga— reí.
—
Esta
mejor amiga te machaca bailando— me retó.
—
Nena,
nací para bailar.
Sacó móvil y
altavoz y puso la canción de Taylor Swift
“Blank Space”. Agitó los hombros y movió el torso. —Venga— me ofreció su
mano. La correspondí con un juego de pies lo suficientemente rápido como para que
no me pudiese seguir.
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