Encendí el motor, me dio unas clases básicas de movimiento de
pies respecto a los pedales y de marchas, cómo poner intermitentes. La verdad
es que yo de estas cosas sabía cero, bueno, sabía cómo se pitaba, que para ser
yo, era mucho.
Después de eso metí una marcha y chirrió
—Vas a joderme la caja de cambios—hizo una mueca
Miré a mis pies— Tú mira al frente que de tus pies ya me
encargo yo—asentí y cogí el volante con las dos manos,
Hice fuerza en el pedal y arrancó—Vale, vas bien— me animó—Intenta
girar— lo hice, me salió mejor que en la moto, mucho más. —Puedes ir un pelín
más rápido—así lo hice. —Frena—miré a mis pies, no me acordaba de cual era
cual, volví la vista al frente —Frena— repitió con el tono de voz un poco más
alto. Pise más el pedal de acelerar. El muro de la última vez se volvía a
acercar a mí y yo ya le tenía bastante respeto. Edgar me miró, sabía que estaba
bloqueada, así que echó el freno de manos y patinamos un poco. Se escuchó un “plof” y parte del coche se hundió.
—Como hayas pinchando una rueda te mano—me amenazó con la
mirada. Salió rápido y cerró la puerta. Miré hacia atrás y escuché un grito. —Me
cago en tus muertos— Vale, sí había jodido la rueda. Salí del coche.
—Técnicamente el que ha echado el freno de mano has sido…—no
me dejó terminar cuando me miró con cara de asesinarme.
—Mi padre me mata—se echó las manos a la nuca y miró al
cielo.
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