Hoy era el día y estaba segura de que sería la más fea de la
boda. Me metí en la ducha y luego me peiné. En pintarme me ayudó Claire, que
hacía todo lo que pedía sin que la temblara el pulso.
Edgar bajó vestido de etiqueta y yo me quedé con la boca
abierta. No le había visto. La pajarita se le apretaba al cuello y eso me
gustaba aún más.
Me mordí el labio —No
sabía que tenía el novio más guapo del mundo — le recorrí con la mirada.
—Al lado de mi novio soy lo que se dice uno
más — me miró el cuerpo y sonreí.
—Mira esto— señalé al hombro donde se encontraban las heridas
— Horrible. — después
señalé alas heridas de mi abdomen. —Horrible por dos.
—Tonterías— me besó.
—¿Quién se casa tus padres o vosotros? — escuché una risa y alcé la mirada.
Era la chica del otro día Laura. —Sonreíd — sacó una foto. No pensaba sonreír pero sí quedarme
pegada al lado de Edgar, por una vez era casi tan alta como él. Benditos
tacones.
—Iremos andando, está cerca— me explicó Edgar.
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