Listaa

lunes, 24 de agosto de 2015

Página 294.

En ese momento su novio la llamó y Jimena fue con él. Edgar no tardó en venir en cuanto una silla quedó sola cerca de mí— ¿Qué tal va todo? He visto lo del vino— hizo una mueca y agaché la cabeza —¿ No comes? Pensé que te gustaba la bruschetta.
   Con dadolata di pomodori no me hace mucha gracia…
   ¿Y al basilico? —negué— ¿tagliatelle? ¿carpaccio? Come algo… —me acercó los platos
   Déjalo— los retiré—Estoy muy sola…
   No mientas, te he visto hablando con ella—se refería a Jimena.
   Sí, me he reído con ella—admití.
Edgar se quedó definitivamente en mi mesa y estuvimos hablando de lo que haríamos los días próximos. Trajeron el postre. Helado. Esto sí que sí. Sonreí.
—Sé que esto te gusta más— me pasó una cuchara y acercó el helado a mí.
—Hmmm, definitivamente sí— reí.
Estaba removiendo y comiendo mi helado con desgana cuando varias mujeres vinieron hacia mí —Ahí está— comentó una mirándome mal. Levanté la vista hacía quién lo había dicho y me quedé callada.
—Di a tu novia que se corte la manos, que las tiene muy largas— Era la madre de Avril hablando con Edgar. Dejé la cucharilla en la mesa y atendí. La madre de Avril cogió la pequeña esclava de oro mostrándomela. Edgar gruñó ante el comentario y se puso en pie.

 —No queremos chusma aquí—dirigí mi mirada hacia otra de ellas. 

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