—A lo mejor tienen calor…— No supe la tontería que acababa de
decir hasta que Edgar se rio en alto.
—Porque tienen calor dice—negó riendo y volvió a comer.
—¿Lo ves? Mi hijo es el que le presta atención a Avril—
volvió al tema de antes y asentí— Esa sólo la quiere por el dinero. Que no te
importe lo que te dijo en la boda, aquí se la conoce de sobra— Edgar metió una
galleta en el vaso de Avril.
—Es mío— replicó la menor y Edgar rio. La galleta se rompió y
cayó directa al vaso. Edgar miró como se hundía con cara de pena —Ahora no la
puedo beber. —Puso cara
de enfadada —Abuela—dijo alargando la última sílaba— Mira lo que ha hecho Edgar—
se quejó. Claire cogió un paño y dio a Edgar un golpe limpió en la nuca.
—Deja a tu prima que es pequeña—ahora la que se reía era yo.
Es como si Edgar tuviese tres años. Se fretó el lugar en el que le dio siseando.
—Deberías peinarte— le comenté. Cuando el tupe se le bajaba
le tapaba los ojos. Se acercó a mí y me hico cosquillas en la mejilla con el
pelo.
Sonreí— Mejor me pongo una gorra— me encogí de hombros. Se
echó la gorra atrás tapándose el pelo y cogió la chaqueta de cuero. Se apoyó en
el marco de la puerta cruzando los brazos a la altura de su pecho— ¿Nos vamos?
— asentí.
*
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