Corté. No
estaba segura de si quería salir, pero por lo menos no me quedaría toda la
tarde pensando.
Mierda, no me quedaban cigarrillos. Compraría esta tarde de
camino ¿Pero aguantar hasta las 6:00? Miré la hora, las 4:30 —Suspiré— Llamé a
Ulisse.
—¿Dónde
estás?
—Aquí, con
unos amigos— escuché a gente riéndose por detrás.
—Tienes que
quedarte esta tarde con Rebecca y Cleo.
—No me
jodas.
—Sí, búscate
la vida.
Colgué, no
me gustaba que pusieran escusas cuando se trataban de mis hermanas. Estaba
agotada, puse la alarma para poder dormir por lo menos hasta las 5:15.
*
Decidí
ponerme unas vans desgastadas, cuanto más reventadas estuviesen, más me
gustaban. Unos pantalones vaqueros ajustados, una camiseta con la que se me
veía el ombligo, una chaqueta que me llegaba hasta la cintura y un bolso.
Llame a Ulisse.
—¿Llegas ya?
—Estoy abajo
imbécil. — Colgué y baje
las escaleras de dos en dos, ni si quiera me había enterado de que había
entrado. Estaba sentado en el sofá con el móvil.
—Están
durmiendo. Me voy ya.
—Adiós
asquerosa. — Le tiré un
cojín a la cara. Y me dispuse a morderle la mejilla. Me sacaba de quicio pero
era mi imbécil. Me dio un beso en la mejilla
—Anda pásalo
bien, fea.
Cogí las
llaves, las guarde en el bolso y abrí la puerta.
—Te odio.
— Lo dije lo suficientemente
alto como para que me escuchase.
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