Saqué las
llaves de bolso, suspiré metí la llave en el cerrojo y di una vuelta, otro
suspiro, y otra, abrí despacio la puerta mirándome a los pies mientras que
entraba. Antes de que pudiese entrar ya tenía a Rebecca abrazándome.
—Tataaa—
gritó, me abrazó pero se apartó rápido— ¿Por qué estás tan mojada?
—Llovía
mientras esperábamos el autobús mis amigas y yo— mentí.
Cleo se me
quedo mirando. Era justo el contrario a Rebecca, aún que fueran mellizas Cleo
era más como yo. Pocas veces hablaba, prefería quedarse mirando, era una de
esas personas con las que se podía disfrutar del silencio sin problema.
Di un beso
en la mejilla a Cleo, me sonrió.
—Bueno tengo
que irme a cambiar si no quiero coger una pulmonía
Me dirigí
hacia las escaleras, mi habitación estaba en la planta de arriba, necesitaba
subir antes de que me echaran la culpa otra vez de algo que no había echo
—De eso
nada. — Era Agata.
Suspiré. —Tenemos que hablar.
Cada vez que
oía un tenemos que hablar pensaba en todas las cosas malas que había hecho en
mi vida. Karma si me libras de esta te perdonare la próxima putada que me hagas,
por muy fuerte que sea. Me sonaba irónico escuchar un tenemos que hablar,
normalmente cuando dicen esa oración en concreto, nunca eres tú el que habla,
sólo escuchas y pocas veces añades algo.
—¿Nina?
— Se dio cuenta de que estaba
pensando en mis cosas como normalmente. —Siéntate—
—Tengo que
ir a cambiarme…— intenté poner una excusa pero me cortó antes de que terminara
la frase.
—Que te
sientes— Me senté y mire al suelo.
—Nina,
tenemos que hablar— repitió, vio que no dije nada y siguió la conversación—
Me han llamado del instituto, llevas una semana sin ir ¿Por qué no vas? — No la contesté. —Mírame cuando te hablo, joder.
—Me levanté de la silla.— ¿A
dónde coño te crees que vas? —
—Arriba.
—Ni si
quiera he empezado a hablar contigo.
—Ahórrate el
discurso ¿Vale? El lunes iré ya está.
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