Listaa

lunes, 17 de marzo de 2014

Página 3.

En ese momento recordé exactamente lo que me dijo “Joder, Nina no fumes, tus labios son demasiado frágiles para que se pose un puto y simple cigarrillo sobre ellos”.
Me enfadé conmigo misma, era inútil pasarme el día recordándole mientras que yo ni si quiera estoy segura de que para el siga existiendo.  Decidí dejar esos pensamientos perjudiciales a un lado.
Cogí el i-pod puse la música lo más alto posible, escuchar a Lana del Rey era lo único que me tranquilizaba en momentos así.
Di una calada larga al cigarro. Me jodía saber que estaba lloviendo y yo no hacía nada para evitarlo, me sentía como aislada de todo, o de todos, claro que sentía la lluvia caer sobre mí, claro que podía mover los dedos y claro que podía ver como mis converse rotas y sucias se empapaban bajo la lluvia, pero ¿Técnicamente eso es estar viva? Yo rotundamente no me sentía así.
Noté como vibraba algo en mi bolso, empecé a buscar y saqué el i- phone ni si quiera pude ver quién me llamaba,  me lo acerqué lo más rápido que pude en la oreja.
-¿Si?
-¿Dónde coño estás?- Reconocí esa voz al segundo, era Agata mi hermana.
-Aquí, con unas amigas.- mentí.                      
-¿Estás viendo la que está cayendo? Ven para casa ya.

-Si ahora iré… - La colgué antes de que me echara la culpa de todo. Mire a mi alrededor para ver el primer tramo de tierra más o menos firme, bajé de la roca de un salto. Ya me sabía el camino de memoria, incluso sabía el tiempo exacto que tardaría en llegar a casa.  
Estaba harta, Agata se creía que era mi madre, cosa, que era todo lo parecido a ello, vivía con mis hermanos a las afueras de Chioggia, un pueblo de unos 50.000 habitantes situado a las afueras de la provincia de Venecia. 

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