—Hola— la di un beso en la mejilla y
sonrió. — ¿Cómo llevas
eso?
—Bien, además hoy por la noche no hay
nadie en su casa y voy a dormir allí— dijo dormir irónicamente.
—¿Y…?
—Ya sabes…
—Ya sabes…
Me reí, tenía mucha curiosidad así
que no le di más rodeos. —¿Cómo
es eso del…? Bueno, ya sabes.
—Explícate.
—Pues eso de tener sexo con una
chica.
—Bueno— empezó a reírse. Me sentía
algo incómoda. —Tú todavía eres virgen.
—Estoy esperando la ocasión especial.
—la interrumpí.
—Estás esperando a Edgar—me corrigió.
Le di un codazo—Sigue.
—Es mejor, no sé una chica es una
chica, sabe lo que te gusta y te encuentra el punto.
—Para, para, para— me tapé los ojos
exageradamente. —No entres detalles, me he hecho una idea— se rio. Cambié de
tema. — ¿Pero vas a la fiesta, no?
—Sí.
—¿Va ella?
—No.
—¿Por qué?
—Pues no lo sé, si te soy sincera.
—Dale, id y me la presentas y eso.
—Se lo comentaré.
—No, se lo comentaré no. —Saqué el
móvil y encendí la pantalla de forma que ella viera la hora. —Son las nueve y media y nosotras nos
vamos a ir yendo ya hacía la parada y tal para ir arreglándonos, díselo ya.
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