Bueno Nina,
hemos subido aquí para aclararnos…primero repasaré lo que ha pasado en menos de tres días,
estuve en el acantilado, ayer le volví a hablar como una estúpida y hoy casi le
beso. —Suspiré—
¿Conclusión? Ninguna, ni una. Esto no tiene lógica. —Me encendí un cigarrillo— Bien,
ahora era inevitable, le volvía a necesitar, le volvía a querer, estas jodida,
eh Nina. —Me repetí
aunque estuviese hablando conmigo misma— Tenía dos opciones: Una; hacerme la
fría como hasta ahora. Dos; volver a arriesgarme a que me hiciera daño. La
última vez que me fui me dolió irme, pero más me había dolido quedarme todo ese
tiempo. Cuando lo dejamos le prometí no volverle a hablar, y eso por ahora, ya
lo había incumplido. Me anulaba, por más empeño que pusiese en olvidarle más le
recordaba ¿Me estoy volviendo loca? — Di otra calada— ¿Cómo olvidar algo que es literalmente una
parte de ti? Intentar olvidarle es como intentar olvidar que tengo dedos. No
puedo, los veo y los uso todo el día, aparte de estúpido, es imposible. Y eso
me dolía en el alma, yo siempre he pensado que el alma está entre el pecho y la
garganta porque es ahí donde sientes realmente que no puedes respirar. Algún
día me va a dar un infarto—concluí.
Volver a
sentir su aliento en mi nuca, sus labios en mi piel, sus manos en mi abdomen,
su mirada en mi mirada y su olor en lo más profundo de mi, eso no me ayudaba
nada a superarlo. Esto de enamorarse es para valientes, es cómo si suplicaras de
rodillas que te pusieran en medio de un tiroteo. No queremos enamorarnos, pero
a veces es algo inevitable. —El pelo me fue a la cara gracias al viento, lo
aparté de mi cara y lo coloqué detrás de la oreja, miré la hora se me había
pasado rápido ya eran las 7:30 me permití quedarme un poco más— ¿Cómo será eso
de no tener nauseas al verle? —Me incorporé— ¿Cómo será eso de llorar y que tu madre venga a
consolarte? No, ella nunca estuvo ahí para mí. Necesito límites mentales, no me
puedo destruir a mi misma cuando me venga en gana, me tengo miedo— Me levanté y
cogí una piedra. Alcé el brazo y la tiré al acantilado— me gustaba ver como
caía—Grité, necesitaba una forma de desahogarme—. Y aquí estoy yo, en medio del
mundo, sin ningún sentido de existencia, dime Nina ¿Qué has conseguido a lo
largo de toda tú vida? ¿Decepcionar tanto a tu madre como para que te
abandonara? No has conseguido una jodida mierda.
No me estaba
poniendo triste ni mucho menos, me estaba enfadando y conmigo misma. Eso era lo
jodido, que hasta estando sola estaba mal acompañada. —Cogí más piedras y las
tiré lo más lejos que pude— Tienes que tranquilizarte, ponerte así no te va a
llevar a ninguna parte. —
Saqué los cascos y me puse la canción Shelter de Birdy— eso me relajaría un
poco, era una de mis canciones favoritas.
Me volví a
echar la mochila al hombro y me dispuse a hacer el camino sin llorar hasta la
parada del autobús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario