Entramos al restaurante de carretera, yo
demasiado cansada como para rechistar.
El ambiente estaba cargado, y estaba lleno de
gente, que bebía, reía, saltaba, bailaba y sobretodo coqueteaban unos con
otros.
Si tuviese que describir con una palabra lo
que tenía en frente de mí sería : Desagradable.
Algo que significase todo lo contrario a acogedor,
algo que no te gustase ni un pelo nada más verlo, algo como este restaurante.
Ercole pasó y yo le seguí, nos sentamos en una
mesa vieja de madera y mi hermano se me quedó mirando - Sé que no es la mejor
cosa del mundo, pero es todo lo que hay por aquí.
-Ercole, está bien- aseguré - Al menos hay calefacción,
y supongo que todos hemos mediado alguna vez con un grupo de borrachos.
-Sí...- agachó la cabeza nervioso - Y tú
deberías descansar - me recordó. Rodé los ojos y bostecé.
-No pienso desperdiciar un segundo aquí,
Ercole, tú no sabes lo que es para mí este sitio, esta oportunidad, todo esto,
luego podré dormir días seguidos si es lo que me hace falta, pero de verdad,
quiero disfrutar la nieve, el paisaje, tu compañía - enumeré - La experiencia,
quiero llegar y contársela a Rebecca y Cleo, quiero decir que estuve genial
todo este tiempo que pasé contigo, que respiré profundo en un lugar sin
contaminación, y toqué la nieve con mi mejilla y sangré encima de ella, quiero
decir que yo salté roca a roca para cruzar un río enorme y caudaloso, quiere
contar a Agata cómo no dormí por ver todo esto, por sentir todo esto, cada
piedra, molécula, hoja, cada ráfaga de viento, Ercole soy libre aquí, y no me
quiero dormir.- fruncí el cejo al terminar.
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