Apreté los labios y le miré con la frente
arrugada -Está bien- me dejé llevar- Pero por ahora lo que de verdad quiero es
ver el atardecer con la persona que
tengo en mente.
Cogió mi mano y comenzó a juguetear con mis
dedos. Lo hizo despacio, algo me dice que ni si quiera nos llega bien la
circulación del frío, algo me grita que me levanté de ahí ahora mismo mientras
nuestras piernas puedan caminar y no se conviertan en puro hielo . Algo me dice
que me quede a conversar por más rato, algo me dice que no me mueva aún, no
todavía. Algo me para para no hacerlo.
-¿Alguna vez te has enamorado de alguien que
no deberías? - susurré despacio apoyando mi cabeza en su pecho. Asintió, lo
noté con la barbilla -¿Y qué se hace en estos casos?
-Aún no tengo ni idea Nina.
-¿Sigues enamorado?- pregunté confusa y rio
momentáneamente.
-No, y metí a muchas chicas en mi cama cuando
me enamoré de alguien que no debía, pero ese no es el consejo que quiero que
sigas- acarició mi pelo despacio. - Mi inocente Nina- besó repetidas veces mi
frente.
-No tan inocente- le contradije con la voz
suave.
-Mi inocente aún Nina- volvió a repetir-
Mírate- le escuché mirándo a la nieve, eres tan fuerte como para escalar una
montaña con muletas y tan débil como tirarte rendida sobre ella para hablar
sobre amor.- eso dolió- Espero, lo único que espero, es estar para ti en todas
tus montañas- compartió conmigo en voz alta.
-Serás mi buen y único acompañante en estas
cuestas, te lo aseguro - dije firme- A veces una debe ser egoísta, con su
hermano por ejemplo. -le di a entender.
-Y yo querré acompañarte imbécil.
-Y yo quiero que quieras quedarte estúpido.
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