-¡No yo soy Cody! - le golpeó el otro.
-Shh- le mandó callar el primero que había
hablado - Yo soy Cody.
-Yo Cora.
-Y somos Cody y Cora- dijeron al unísono.
-Mienten, él es Cora, y él es Cody- me informó
la loca.
-¿Así? Se cambiaron de posición varias veces-
¿Ahora quién es quién? - se cruzaron de brazos en un movimiento coordinado.
- Cody y Cora- señaló en orden y ellos
bufaron.
- ¿Me estáis vacilando, no? - dije sin mucho
ánimo para bromas.
-Sí, yo soy Cora- me estrechó la mano uno.
-Que no- negó el otro -Que yo soy Cora.
Bufé y dejé al grupo de tres de locos para
empezar a caminar por el puente - Eh, chica rara - ¿rara, a mí, enserio?, ¿No
se han visto ellos? - ¿No es algo peligroso caminar por un puente con huecos
entre cada tablón con muletas?
-Tranquilo, controlo- dije riéndome
nasalmente, queriendo perder a esos tres de vista, al cabo de un buen cuarto de
hora llegué a la mitad y me senté agotada.
Eché la vista hacia arriba para mirar al suelo
pero me encontré con la cabeza de los tres incomodantes chicos - ¡Ah!- grité
llevando mi mano al pecho para intentar saber si mi corazón seguía ahí dentro.
Los dos chicos se rieron, uno se sentó a mi
derecha - Soy Cody- y otro a mi izquierda- Soy cora- sacaron las piernas y las
balancearon de atrás para adelante en el vacío.
-Lleváis zapatos diferentes- dije en voz baja,
viendo como Cody, o Cora, o cualquiera de los dos que fuese llevaba un zapato
azul y otro blanco de diferentes marcas.
- Sí, jugábamos al futbol - dijeron a la vez,
como si tuviese telepatía - Nos compramos estos zapatos especiales- señaló al
blanco - Para poder soportar la nieve, si no se te congelan los deditos del
pie- los dos hicieron el mismo gesto, miré a uno y luego a otro.
-Como yo era el que tiraba, y él el que paraba
en la portería, nos cambiamos los zapatos para que no se rompiesen, así que su
zapato está en mi pie derecho, y el mío en el suyo izquierdo, así, no rompemos
ninguno- intenté entender lo que me explicó, creo que Cody.
-¡Sí, estos zapatos son realmente caros! Son
míos, mi hermano es tonto y prefiere llevar esos, más conocidos según dice -
aclaró - Pero se le mojan los pies.
-¡Cállate Cora! - le golpeó detrás de mí.
-¡Cállate Cody! - me eché para adelante para
que pudiesen pegarse, temía que de un descuido me empujasen y caer al vacío.
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