Me levanté,
no quería seguir hablando de eso a él, se le veía tan bien desde que me dejo.
¿Y a mí, a mi qué? Estaba rota, perdida ¿Que qué quedaba de nuestra relación? Dolor
y recuerdos, tal vez un café medio vacío y un par de cigarrillos. Eso es lo
único que queda de nuestra historia. Maldecí el día en que le conocí.
—Creo que
debo irme—
Me cogió de
la muñeca —no, espera
—¿Esperar a
qué?
—A que me lo
fume— se rio
Me di la
vuelta y solté —eres gilipollas—
—Pero me
quieres. —Se levantó y me habló
Tragué
saliva, ese era mi punto débil, cogí todo el poco valor que me quedaba, menos
mal que estaba de espaldas y no me veía —No— mentí. Dios, claro que le quería
siempre lo había echo él era Edgar, mi Edgar. Me había repetido tantas veces la
misma mentira de que no le quería que ya parecía hasta creíble. Me adelantó
para mirarme a la cara, bajé la mirada. Dudaba de que me saliera la voz. —Adiós—
se me quebró la voz al final de la palabra. Bien, Nina, eres imbécil.
—¿Nos vemos
mañana?
—Tú no vas a
clase. —Intenté recuperar otra vez poco a poco la voz y la cabeza.
—Puedo hacer
una excepción— sonrió
—Eres el
chico malo.
—Y tú la
chica de piedra, la fría ¿Te harías la mala?
Pff.. Es increíble, escribes genial, se nota que le pones sentimiento y que de verdad lo sientes. Me siento identificada en prácticamente todo, me lo he leído de seguido, sin parar ni nada, uno tras otro hasta el final, me encanta en serio. Sigue así porque lo haces muy bien.
ResponderEliminarMuchas gracias, espero que te guste todo el resto. Un placer ser leída por alguien como tú.
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