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viernes, 21 de marzo de 2014

Página 16.

Me levanté, no quería seguir hablando de eso a él, se le veía tan bien desde que me dejo. ¿Y a mí, a mi qué? Estaba rota, perdida ¿Que qué quedaba de nuestra relación? Dolor y recuerdos, tal vez un café medio vacío y un par de cigarrillos. Eso es lo único que queda de nuestra historia. Maldecí el día en que le conocí.
—Creo que debo irme—
Me cogió de la muñeca —no, espera
—¿Esperar a qué?
—A que me lo fume— se rio
Me di la vuelta y solté —eres gilipollas—
—Pero me quieres. —Se levantó y me habló
Tragué saliva, ese era mi punto débil, cogí todo el poco valor que me quedaba, menos mal que estaba de espaldas y no me veía —No— mentí. Dios, claro que le quería siempre lo había echo él era Edgar, mi Edgar. Me había repetido tantas veces la misma mentira de que no le quería que ya parecía hasta creíble. Me adelantó para mirarme a la cara, bajé la mirada. Dudaba de que me saliera la voz. —Adiós— se me quebró la voz al final de la palabra. Bien, Nina, eres imbécil.
—¿Nos vemos mañana?
—Tú no vas a clase. —Intenté recuperar otra vez poco a poco la voz y la cabeza.
—Puedo hacer una excepción— sonrió
—Eres el chico malo.

—Y tú la chica de piedra, la fría ¿Te harías la mala?

2 comentarios:

  1. Pff.. Es increíble, escribes genial, se nota que le pones sentimiento y que de verdad lo sientes. Me siento identificada en prácticamente todo, me lo he leído de seguido, sin parar ni nada, uno tras otro hasta el final, me encanta en serio. Sigue así porque lo haces muy bien.

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    1. Muchas gracias, espero que te guste todo el resto. Un placer ser leída por alguien como tú.

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