Subí
a mi habitación y puse a cargar el móvil. Pasé toda la tarde hablando por
teléfono con Edgar hasta que me tuve que ir al jugar al voleibol. Quedé con él
para mañana por la tarde.
Cogí
el autobús. La clase de voleibol fue la típica.
Algo de toques y partido. Como siempre.
Cuando
volvimos a salir fuimos hacia la parada de autobús, cada una fue a su casa a
coger la tabla pero yo en el camino caí en la cuenta de que todavía no había
comprado tabaco. Me daba igual, quería fumar y si eso llevaba a tener que volver a
ver a Diego lo haría, me importaba una mierda.
Saqué
el dinero y cogí el poco valor que me quedaba para entrar a la tienda. Respiré
y di el primer paso, menos mal que estaba sola y nadie veía.
—Dame
tabaco—fui directa.
—Te
envié un mensaje y no me contestaste—cambió de tema.
—Malboro—volví
a lo mío.
—¿Qué
te pasa?
—O
sea que el sábado me dices todo eso y hoy esperas que haga como si no hubiese
pasa nada.
—Me
disculpé por ello.
—Ya.
Dame el paquete, he quedado.
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