Me volví a bajar a la pista, pero no
vi a Edgar solo a mis amigas que estaban bailando. Me metí a integrarme y vi
como Eva sacaba una bolsita pequeña de plástico llena de pastillas, la bolsa
fue rulando y cada una se tomó una pastilla hasta que llegó a mí. Las miré con
dudas. Bueno, ¿Qué demonios? Es solo una noche. Me metí la pastilla en la boca
y me la tragué. Pase la bolsa a Paula y noté que alguien me tocaba el hombro me
giré. Era Edgar, traía dos copas y un chupito en la boca. Se agachó de forma
que pudiese cogerle el vaso de la boca. Ni con tacones llegaba. Que penoso. Me
tomé el chupito de un trago pero me puse a toser como una descosida ¿Qué coño
me había traído? ¿Quitaesmalte?
Empezó a reírse mientras que yo
sentía que me ahogaba.
—Es absenta, tonta. —Se me caían las
lágrimas y me estaba poniendo muy roja—Tranquila— me tocó el pelo.
—Necesito agua—dije medio llorando.
—Agua no…pero ¿vodka con red-bull?
—Me llevé la copa a la boca y
di un gran trago, pero eso solo hizo calmarme un poco.
Me acompañó al baño y me eché agua en
la nuca, bebí un poco del grifo y me miré al espejo, tenía unas ojeras enormes.
Empezaba a ver todo borroso, me estaba mareando. La pastilla estaba haciendo
efecto. Me tambaleé.
Me sujeto del brazo—eh, ¿Estás bien?
No hay comentarios:
Publicar un comentario