Edgar me pasó el brazo por encima del
cuello y yo le cogí de la mano por la otra parte. Unas empezaron a ligar,
mientras que yo me limité a bailar con Edgar, a él no se le daba nada mal pero
no me gustaba estar mucho tiempo en la pista, siempre hay alguien mirándote.
Me acerqué al cuello de Edgar y entre
gritos le dije—Ahora vuelvo— asintió y se fue a la barra. La música estaba tan
sumamente alta que te vibraba el cuerpo.
Me dirigí a la parte de los sofás
sabiendo bien que Abigail estaría ahí. Me senté al lado de Abigail.
—¿Es ella? — Asintió. Me levanté y me acerque a
ella, tenía razón era una chica muy mona. —Hola, soy Nina. —me presenté—Abigail ya me ha
contado, espero que os vaya bien y esas cosas.
Me sonrió de oreja a oreja—Muchas
gracias cielo. — Esa
chica era un amor. Sonreí a las dos y me acerqué a la oreja de Abigail, cosa
que no sabía ni porque lo hacía si no se escuchaba nada con la música tan alta.
—Que lo paséis bien esta noche, eh.
—Me abrazó.
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