Subimos
a la ducha y primero la eché agua en la espalda, la nuca, la cara…
—Tranquila
¿vale?
La
temblaba el labio —Nina, no me encuentro bien.
—Tienes
que tumbarte, descansar. —En ese
momento me vomitó en el brazo—Vale, no pasa nada, no pasa nada—intenté
contenerme las náuseas. Carla puso la cabeza sobre la pared y comenzó a llorar.
Me limpié todo el brazo y la arropé con una toalla.
—Venga,
vamos.
—¿No
me vas a regañar?
—No,
no soy tú madre, y lo estás intentando y eso es lo que cuenta.
—Me
pasa esto siempre, y me sienta fatal, pero el cuerpo me pide que lo haga ¿lo
entiendes?
—Es droga Carla, te está consumiendo.
—Pero
se me ve mucho más delgada.
—Es droga Carla, te está consumiendo.
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