Listaa

domingo, 6 de abril de 2014

Página 89.

Cogió nuestra ropa—Cálzate.
Asentí y bajamos medio corriendo. Todo lo que antes estaba medio seco ahora era barro y eso resbalaba mucho para mí. Me caí un par de veces pero supo esperarme. Llegamos a la casa y el abrió y volvió a cerrar la puerta. Era un alivio volver hay, me empezó a gustar hasta ese olor a humedad. Me empujó delicadamente para que pasase más a dentro.
—Voy a hacer fuego.
—Como salgamos ardiendo ya sí que me descojono.
—Está controlado, lo he echo mil veces.
Me senté en el colchón y miré cómo lo hacía, tampoco se le daba tan mal.  Se escuchaba la lluvia a fuera, era relajante, estaba empezando a oscurecer. Eche la vista arriba y vi seis goteras. Tampoco me preocupó mucho.
Le dejé haciendo lo suyo y fui hacia la cocina. Di al interruptor, se ha ido la luz, genial. Abrí los armarios y por sorpresa había bastante comida, saqué las cosas y las llevé a la habitación. Cuando entré se giró.
—Ah, sí, el otro día trajimos bolsas y eso.
El fuego ya estaba encendido así que me senté al lado de Edgar en el colchón y miré fijamente a las llamas. ¿Cómo sería quemarse vivo?—No hay luz—dije tranquilamente mientras seguía mirando a la lumbre.
—¿Qué? ¿Estás segura?
—Edgar, se trata de dar a un jodido interruptor, no soy tonta.
Pasó de lo que dije y se fue a comprobarlo —Pues no, no hay luz.

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