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lunes, 14 de septiembre de 2015

Capítulo Veintinueve. La fe ciega. Página 341.

Acarició mi hombro despacio, me dolió un poco, pero nada serio, noté como a poco bajaba esa parte de la prenda. Le estaba dejando mirarlo, la primera persona sin contar a Edgar a la que le dejaba mirarlo sin compromiso de subirme la ropa rápido con miedo a una opinión. Ella permaneció en silencio , lo rozó con cuidado y lo volvió a tapar. Dirigí mi mirada hasta ella dándome la vuelta —Tal vez sólo tengo sueño, leí una vez en una columna que pueden formarse moratones en tu cuerpo si no descansa adecuadamente ...— dije bajando mi tono de voz cada vez más y ella me miró apretando los labios esperando una buena respuesta —Dios, no sé por qué te miento, no a ti — dije tocando mi frente confundida —Soy tan estúpida, no tengo sueño, no estoy cansada, no en ese aspecto, son vacaciones y descanso adecuadamente, pero no estoy cansada en ese aspecto, estoy cansada de intentar conducir mi vida por un buen camino y siempre torcerme sin saber qué esperar, qué más dar y qué más hacer, es frustrante decepcionar a todo el mundo. Me rindo. — dije poniendo de nuevo la palma de mi mano y negando cabizbaja. 

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