—Edgar te está comiendo el cerebro— hizo de zombi arrastrando una pierna
y con los brazos por delante de su cuerpo.
—Créeme, me come otra cosa — la regalé un guiño y reí.
—Calla— puso cara de asco—¿Quién es ella? —se percató de la presencia de
Cristina, que miraba al suelo callada.
—Cristina —la presenté— Abigail — le dije a Cristina.
—¿Dónde vamos? —pregunté
a Geral.
—Vamos a montar—sonrió Kim.
Mis experiencias con motores no habían sido muy agradables anteriormente,
pero el hombro lo tenía tapado y nadie sabía de verdad. Pero soy yo, y Nina
nunca desaprovecharía una oportunidad de sentirse libre.
*
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