—Soy un caso aparte — admití sintiéndome menos presa
del nudo que se había formado en mi garganta.
—Sí, sin capacidad para la duda — rio — Pero que muy
pedido, y eso es fantástico — dio unas palmaditas en mi espalda y la abracé con
necesidad —No estés mal, milagro de Dios, vayamos a dar una vuelta y
despejarnos, nos atiborraremos de helado, podrás enseñarme a surfear.
—El agua estará congelada — informé.
— ¿Tienes miedo Nina? — alzó una ceja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario