Listaa

martes, 22 de septiembre de 2015

Página 364.

Esta vez decidí salir antes de casa, por el simple hecho de no querer volver a llegar tarde. Dos días consecutivos de retraso era una muy mala imagen. No obstante era la verdadera, pero mi verdadera imagen, no agrada a nadie.
Me cambié rápido y me puse a limpiar la barra con pesimismo intentando meterme en la cabeza que esto lo hacía por Rebecca y Cleo y que con la sonrisa con la que pasarían estas fiestas sería suficiente para mí haber hecho todo este esfuerzo. Jesús se quedó mirándome, a la espera de que cometiese algún otro fallo, pasó minutos vigilándome mientras limpiaba las estanterías dónde estaban las botellas.
Me giré al escuchar una voz muy familiar.

—Brugal con naranja — Edgar. Cogí aire pesadamente sin mirarle más de una milésima de segundo, eché un vago vistazo hacia mi jefe  que me miraba con los brazos cruzados y sin pensarlo deposité dos hielos en un vaso de tubo, primero brugal, luego naranja, no era de carrera de universidad. Se lo puse en la barra y me giré de nuevo a limpiar, pude ver su cara reflejada en uno de los espejos de las estanterías. O lo que quedaba de ella, moratones se extendían a lo largo de sus párpados, el labio con una herida definida, indicaba que eso realmente le había dolido —Nina — escuché su voz y desvié la mirada sin tener ocasión de escanearle más. Jesús cuestionó  mi trabajo con una mirada amenazante —Perdóname — me miró y seguí limpiando la madera sin darle importancia a lo que había dicho —Escúchame — insistió y giré a mirarle sin haberlo pensado del todo. Un impulso.

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