—¿Qué cojones haces aquí? —arrancó los cascos
precipitadamente.
—Bailas bien — comenté— Gracias por el espectáculo.
—Cállate imbécil — una sonrisa amenazaba con salir de
su rostro —Estoy enfadada contigo —quitó
la música que salía aún por los cascos.
—Perdón, perdón, perdón— me acerqué a ella y se hizo
la enfadada —No pretendía que las cosas saliesen así — dejé caer.
—Lo suponía… ¿Qué tal estás después de todo?
—Jodida — comenté. Mi cuerpo se dejó caer sobre la
cama.
—Imagino — suspiró y vino a mi lado — ¿Cansada?
Cerré los ojos y asentí —Cansada de todo — me acomodé
en la almohada y apoyé la cabeza —Besé a Diego —suspiré
—¿Por qué? ¿No decías que era estúpido o que sólo era
tu amigo?.
—No lo sé, porque estaba mal, y aún lo sigo estando.
—¿Te gusta Ed? —Noté como jugaba con un peluche por el
ruido.
—Está claro, y mucho, pero no puedo perdonar lo que ha
hecho.
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