No sé si
era su silencio, el mío, mi depresión, su falta o todo lo que me hacían caer y
caer, y caer, en un pozo cada vez más y más profundo.
Prometí a
Agata que pintaría una sonrisa en mi cara como una chica fuerte de cara al
público. Lo prometí a la fuerza, porque si no me acabaría dando antidepresivos
y yo no quería que eso pasase. Porque me gusta en el fondo mi tristeza...porque
ella es hermosa...es azul gélida, cómo un iceberg, casi blanca, es cigarrillos,
café, libros, música y tatuajes.
Acantilados,
agua, surf y caídas.
Sangre,
piel pálida y moratones.
Las
tristezas varían...y yo consideraba a la mía como hermosa.
Y si perdía
lo único que me quedaba, que era mi depresión, ¿qué sería yo ahora?
Así que lo
hice.
Como una
chica valiente.
Como una
chica fuerte.
Porque es
así como decía mi abuela que era, porque era así cómo la gente se merecía
verme. Porque era así cómo debía ser.
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