Listaa

domingo, 25 de octubre de 2015

Página 523.

- Sí, amiga- comentó Abigail sentándose en un caro sillón blanco de cuero italiano - Sólo saca de tu idea la cabeza que puedas pisotear a cualquiera y ponte en su lugar.
-Porque puedo hacerlo- reí irónicamente- ¿Ves eso?- señalé al edificio de enfrente - Una llamada y lo derrumban- me encogí de hombros. - Nuestro negocio sube cómo la espuma y nuestro nombre suena por todo el mundo Abigail, empieza a creerte en la posición en la que estás. 
-Sé muy bien donde estoy Nina, también sé muy bien que podrías mandar al mismísimo Papa a la cárcel y matarle de hambre - comentó con cierta despreocupación- Pero una nunca tiene suficiente dinero, ya sabes lo que dicen- se encogió de hombros. 
-Socia, en eso te llevo terriblemente la razón- asentí.
-No es bueno ganarse mala fama, todos sabemos que podemos hacer que al pobre hombre que ahora mismo está limpiando los ventanales le despidiesen y no volviese a encontrar trabajo en su vida para dejarle en la miseria, pero nosotras antes éramos pura miseria.
Tenía razón. Tal vez fue eso lo que me hizo llegar hasta dónde estaba hoy en día. Después de una infancia sin llegar si quiera a fin de mes hoy Abigail y yo éramos unas de las veinte empresas con más ganancias de todo estados unidos y parte de Europa. 
-No voy a despedir a nadie que no se lo merezca -comenté girándome para ver a mi mejor amiga -Además, si habéis apostado por los despidos yo abro otra apuesta, en menos de una semana Abigail ya se habrá tirado a mi subsecretaria y le despedirá como hace con todas. 
-¿Una semana?- dijo Carla riéndose- Yo creo que en tres días la tiene bien abierta de piernas en el sofá de su oficina.

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