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viernes, 30 de octubre de 2015

Capítulo Cuarenta Y Dos. Ama con tus cinco sentidos. Página 547.

Parpadeé varias veces confusa y me tallé los ojos, ¿Eso había sido un sueño?, ¿Qué hacía en el hospital? Analicé la habitación, sí estaba en el hospital.

Oh, claro, santa mierda, estaba ahí por haberme metido en el mar peligroso a por el llavero...entonces...¿A qué venía Mike y si peluquería?...¿Todo había sido un sueño? , ¿Qué mierda pasaba? ¡Puto infierno!
Pasé saliva y di un pequeño vistazo de nuevo a la habitación. El hospital.
Algo me hizo sentir bien, algo relacionado con Edgar, la mínima cosa que tuviese algo que ver con él me alegraba o me destrozaba por dentro.
Estaba en el mismo hospital que hace un mes estuvo él, ¿Es ridículo sentir cariño sólo por eso?, ¿Es ridículo que le busque dónde no hay nada que buscar? , ¿Es ridículo que le vea cuando no hay nada que ver?, ¿Es ridículo que le piense cuando él no lo hace?, ¿Es ridículo que piense que volverá cuando está tan lejos tanto física como mentalmente?, ¿Es ridículo?, ¿Soy ridícula?
Sí, la respuesta es sí, ridícula y estúpida.
No había nadie por mi habitación, me incorporé y me senté en la cama bostezando pesadamente. Miré mi pierna, un gran yeso la cubría. Era de esperar. Desvié la vista y me encogí de hombros, para mirar a la pared y ver una televisión a lo alto. Tanteé a dar en el mando y le encendí cuando salieron unos dibujos animados.

Sonreí despacio y elevé la cama para estar cómoda. No me importaba que alguien estuviese fuera, o esperándome. Quería ver al correcaminos y los estúpidos intentos del coyote por atraparle - Bip, bip- solté con una risa cuando se volvió a escapar dejando una gran nube de polvo. 

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