Porque me
despertaba, y peor que no sentir si estar bien, o mal, sentir calor, o
frío, sentir asco o dolor, o
simplemente...algo. Peor que eso era no sentir nada, echarte a llorar sin saber
por qué y sin motivo aparente, pero en realidad tienes tantos motivos, tantos.
Y tu cuerpo da al botón, te dice: Ya no puedo más, debo llorar.
Y lloras. Y
tu cuerpo se rinde. Y tu cerebro no lo entiende. Y mientras que el cerebro
intenta levantarse, el cuerpo llora en el suelo. Y te confundes. Y lloras más.
Y cuando crees que no podría pasar algo peor, tu cerebro te ordena hacerte daño
para que tu cuerpo se ponga en píe, y lo haces, y a veces te pegas, otras ves
fotos pasadas de los días en los que estabais bien y otras simplemente mientes
a tu familia y les dices que estás bien. Y cuando te preguntan por qué lloras,
mientes.
Y cuando
mientes lo haces porque en realidad no sabes responder...porque... ¿Por qué
estás llorando? Ah, sí, caprichos de tu cuerpo.
Crees que
eres fuerte cuando ni sostenerte en pie puedes, mandas señales a tu cerebro e
incluso él se lo acaba creyendo, porque te lo has repetido tantas veces...y
suena tan convincente...que algo dentro de ti te hace volverlo a intentar, pero
tu cuerpo está cansado, derrotado, necesita una pausa, llorar, dormir, y tú
como tonta aceleras, y te empiezas a marear por falta de sueño, y por la poca
comida que ingieres, porque algo ahí arriba, en tu cabeza, te repite que comer
está mal, y te lo crees, y no lo haces, incluso sientes náuseas al hacerlo, y
tu cuerpo ahí, pausando factura... y piensas...¿pero en realidad no es bueno
para él? Comiendo tengo nauseas, si no como, le haré menos daño, eso está bien,
¿no? Eso es lo apropiado, ¿verdad? Eso es lo que mi cabeza y mi cuerpo quieren,
¿Cierto? Pero no, nunca es así, son luchas que llevan siglos y siglos
produciéndose, como tu corazón contra tu cerebro, Harry Potter contra Voldemort
o el Barça contra el Real Madrid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario