Nada más
escuchar mi voz alguien entró arrasando mi habitación. Para ser exacta dos
personas. - ¡Nina!- subió una Rebecca emocionada a la cama de un salto
-Despertaste - anunció y asentí - Tenías los ojos cerrados.
-Como así-
comentó Cleo tapándose los ojos con sus pequeñas manos y sonreí. Parecía el
monito del Whatsapp.
-Desperté
porque os echaba de menos - sonreí un poquito.
Cleo miró a
la pantalla, luego a mí, volvió a la pantalla y se centró en mí - Correcaminos-
dijo inclinando la cabeza y entreabriendo la boca.
Asentí y
golpeé un lado de la cama despacio para que se sentase a mi lado. La pobre se
dejó el culo en el suelo intentando subir. -Yo te ayudo tata - le dije
cariñosamente cogiéndole por los costados y sentándole cerca de mí - ¿Cuánto
tiempo tuve los ojos cerrados? - pregunté mientras acercaba más a Cleo para que
se acostase en mi pecho .
-Dos- dijo
Rebecca sacando cuatro dedos. Fruncí el cejo.
-¿Cuatro o
dos?- se miró la mano confusa y sacó la otra para poner otros cinco con su otra
manita - ¿Nueve?- fruncí el ojo y ella empezó a bajar dedos y subirlos.
-Dos- dijo
Cleo sacando los correctos. Le abracé - No atiende en clase de matemáticas- me
susurró al oído con una sonrisa.
-No seas
chivata- le guiñé un ojo. -¿Por qué hablas tanto hoy?- dije extrañada.
-Vi a
alguien- dijo con una gran sonrisa.
-¿A quién?- fruncí el cejo.
-Tú amigo-
rodé los ojos, vio a Sam.
-¿Viste a
Sam estos dos días?- pregunté y asintió muy rápido -¿Fue amable contigo?-
volvió a asentir.
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