Agarré su
mano- Todo está bien- asentí.
-No he
puesto una cámara en tu habitación, pero sí he estado escuchando en la puerta
cuando no debía y lo siento- dijo derrotada- No entendía, yo no entendía por
qué te metías al gato en tu habitación y llorabas delante de él, hablabas con
Taylor, le contabas cosas, cómo te sentías y a mí no.
-Agata...
puede sonarte a disparate, pero el gato
venía cuando estaba mal y se tumbaba a mi lado, simplemente...como si dijera
"No estás sola, estoy aquí a tu lado para darte calor" y le miraba, y
le acariciaba y le hablaba y él me miraba como escuchándome sin emitir sonido
alguno...pero era de verdad...como si él.
-Como si él
estuviese comprendiendo lo que decías y mostrándote apoyo- finalizó Agata.
-Sí...exacto-
dije saliendo del baño, colocándome el pijama y yendo a la cama -Creo que...que
estoy cansada- dije en voz baja.
-Lo estás-
dijo decidida y saliendo de la habitación.
-Agata...espera...¿puedes...puedes
quedarte aquí conmigo?- dije en voz baja.
Asintió dando
media vuelta y tumbándose a mi lado, le abracé necesitándolo -Perdón por no
haber cenado con vosotros estos días, y por no estar muy allá, pero me
recuperaré...seguro que lo haré.
-Sé lo que
se siente Nina...he estado enamorada.
Se podría
decir que con eso me consoló. Y con sus caricias en mi pelo y sus besos en mi
frente, sus brazos rodeándome y sus palabras tranquilizadoras, se puede decir
que soltar muchas lágrimas también animó. Se puede decir que Agata es la mejor
hermana del mundo.
Estaba tan
débil tanto física como mentalmente, que hasta me sentía fuerte. Fuerte por
haberme puesto a mí misma el reto de llegar al acantilado y haberlo hecho.
Fuerte por no llamarle, ir detrás de él e insultarle o besarle. Fuerte por haber
llegado tarde a casa y haber asumido las consecuencias. Creo que esa noche me
acosté pidiéndole a Agata perdón por haber cerrado la puerta contra su cara,
creo que esa noche me acosté sin mi yo al completo, con una nueva persona...más
fría, estúpida e incapaz de volver a confiar en nadie.
Hoy había
perdido, peso, sangre, dinero, concentración, autoestima, tiempo, salud,
alegría, pelo, confianza, sueño, calor corporal, ropa, amor, una parte de mí,
mi corazón, mi sonrisa, mi bienestar, mi alma, gran parte de mi adolescencia...
Edgar.
Hoy había
ganado, un anillo, diecisiete cartas, diecisiete vídeos, una hermana de nuevo,
y una nueva Nina , que ya nunca volvería a ser la misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario