Listaa

sábado, 17 de octubre de 2015

Página 450.

—¿Puedo verla de nuevo?— él asintió y me puse de rodillas ante él para tocar la gran mancha que tintaba su piel de color morado oscuro, como una galaxia, como miles de motas de polvo colocadas precisas para que resultase hermoso, rocé el gran hematoma con miedo y él me miró intentando entender mi rostro — ¿Duele?— se encogió de hombros
— Hay cosas que duelen más, has conocido a alguien, ¿cierto?— tragué saliva para levantarme del suelo y mirar el anillo aún es su mano que en su día le regalé.
— Sí— asentí— El trató de evadirme de todo este gran problema cuando tú no estabas disponible — abracé la taza con mis dos manos cuando ya estaba en mi asiento mordiéndome el labio inferior
—¿Te trata bien?— asentí despacio— ¿Y besaste a Diego?— volví a sentir algo confusa.
— Fue un momento de inflexión, te lo puedo asegurar, él no es más que... un mejor amigo, supongo— suspiré

— Bueno, todos empezamos así— clavó la mirada en mí sin apenas pestañear mientras yo miraba hacia la mesa aún sin valor para afrontar esta situación — Primero tu amigo, luego tu mejor amigo, luego le das un beso... luego salís juntos... luego empiezan sentimientos, él suelta todos de golpe... tú los enmarcas y al final los aceptas y se los devuelves— enumeró— Y al cabo de unos meses, estás prometiéndole fidelidad y saliendo con él— me sonrojé — Así nos conocimos— me sabía nuestra historia de memoria, por supuesto no necesitaba que me la contase de nuevo, era algo que jamás podría olvidar por mucho que sacase de mi cabeza. Estaba esperando a que levantase y le ofreciese una de mis miradas, cuando lo hice se sacó su anillo del dedo y lo miró en su mano jugueteando con él y diciendo palabras solo entendibles para sí mismo, se aproximó con la mano cerrada en la mesa y la abrió para dejar el anillo perfectamente colocado a milímetros de mi taza de café— Espero que te haya resulto las dudas— se levantó de la silla dejando un billete encima de la mesa — Adiós Nina— giró sobre sus talones yendo a una dirección contraria a la que se encontraba mi parada, y yo sabiendo que lo había hecho aposta para no encontrarse de nuevo conmigo. 

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