-¿Nina se puede saber por qué coño no entras
en...?- se calló en seco Abigail al verle- ¿Sigue aquí el asesino de los
congeladores?- preguntó con el ceño fruncido.
-Calla- le mandé mientras el chico retrocedía
cada vez más.
-Nina están esperándote todos, ¿quieres
entrar?- levanté un dedo para que no dijese una palabra más y de un leve signo
con la mano le hice dar media vuelta y entrar en la sala, que ni si quiera
había visto.
Bajé las escaleras despacio mientras el chico
se alejaba con miedo más y más y chocaba la espalda con una de la gran tripa de
un chico de seguridad. Le cogió por los brazos y yo me agaché para mirar su
cara, que sólo miraba al suelo -¿Cómo te llamas?- pregunté confusa.
- Mike- dijo en voz muy baja.
-Bien, Mike, ¿Cuánto ganas con cada corte de
pelo?
-De...de..depende, de seis a doce dólares-
dijo casi para sus a dentros.
-¿Y tienes hambre Mike?- pregunté aun
mirándole desde abajo.
-Nina deja a ese tío de pelo grasiento y entra
ya a tu santa fiesta- pidió Carla.
-No es grasa es gomina- dijo entre dientes
Mike enfadado y sonreí.
-Carla piérdete- dije de forma seca, sabiendo
que dentro de poco las fotos con el chico de negro saldrían y circularían por
cualquier tipo de red social. Poco me importó llamar la atención de la fiesta.
Miré a los de seguridad para que le soltasen - Vamos Mike- comenté saliendo del
recinto que tanto dinero le había costado a Abi y obligando al chico de negro
que marchase conmigo.
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