-Nina, sólo sé que mientras tú estás
trabajando todo el santo día él está comprándose zapatos y trajes de marca,
para presumir de ser el novio de una de las empresarias más deseadas y no sólo
por su gran cantidad de dinero- negué- Sé que él sólo te coge la mano cuando
estáis en fiestas importantes y quiere publicidad de sí mismo, llevo toda mi
vida contigo, déjale, por favor.
¿Y ahora entendéis por qué Carla no está
despedida?
Cogí aire- Tal vez con una aspirina se me
pase- dije vencida.
-Una aspirina no cambiará tu situación de
ahora- comentó.
-¿Y qué hago Carla? Dime, ¿qué hago?
-¿Que qué haces?- rio irónicamente- ¡Por favor
Nina! Tienes dinero como para comprar la mitad de esta ciudad, deja a ese
estúpido que te está arruinando en los casinos, coge uno de esos coches serios
tuyos y sal a la calle ¡Te recuerdo que mañana es tu cumpleaños y que son veinte
y seis ya los que cumples! -rasqué mi nuca- Y tú no quieres hacer nada por tu
cumpleaños, cuando apuesto el cuello de que el mismísimo Obama se cortaría una
mano por asistir a una de tus fiestas- mordí mis labio inferior y Abigail entró
medio desvestida limpiándose la boca con el dorso de la mano y con el
pintalabios rojo demasiado corrido para la reunión de después.
-Fue rápida- comentó entre risas y me acerqué
a ella para colocarle la falda de Carolina Herrera exclusiva y diseñada sólo
para ella , subí hasta su camisa y coloqué los botones para luego arreglar su
pelo totalmente fuera de sí- ¿De qué hablabais?- dijo colocándose uno de los
tacones de Louis Vuitton.
-De la fiesta de cumpleaños de Nina- comentó
Carla.
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