Listaa

martes, 20 de octubre de 2015

Página 504.

Carla hoy me había devuelto el llavero, explicándome, que cuando me fui ella bajó de las gradas, se metió debajo y lo cogió para guardarlo, sabiendo que un día, me arrepentiría de haberlo tirado sin pensar en nada.
Lo elevé mirando el objeto de metal y dándole vueltas sucesivamente. Cogí aire, valor y fuerzas y lo dejé caer al mar.
Sí, Carla había acertado sabiendo que yo iba a quererlo de vuelta. Pero yo era algo más lista y había decidido escondérle a él en un sitio donde yo no pudiese conseguirlo de nuevo, y tener un error. Como cuando le das a alguien la bolsa de comida basura por la mitad y no se la pides de nuevo, sabiendo que la quieres, que no es buena para ti, y que en el fondo, te alegras de que esté lejos de tu alcance. Así que ahora por mucho que quisiera recuperar el llavero me sería imposible. Los vicios hay que ponerlos a raya.
Miré el mar, ahora calmado y a las hondas que se formaron al dejar caer el objeto. Suspiré profundamente y me mordí el labio inferior mirando el agua.
¡Santa mierda necesitaba recuperar ese maldito llavero! ¡Estúpida, estúpida, estúpida!
Me levanté con pocas fuerzas para explorar el terreno. Si me tiraba desde aquí seguro que no despertaría. Si bajaba andando tal vez fuese demasiado tarde. Si iba nadando hasta la pared de un acantilado y las olas se quisieran reír de mí un rato acabaría hecha papilla.
Creo que hay momentos en la vida en los que debes elegir lo que de verdad merece la pena hacer y lo que no merece ni perder un segundo de tu tiempo. Creo que este fue uno de ellos.
Cogí el bolso con sus cartas y el abrigo que había dejado en el suelo para bajar lo más rápido que pude a la playa dónde anteriormente mis pies habían sido destrozados.

Respiré sabiendo la fama de esta playa y divisando la fachada de piedra erosionada dónde formaba mi acantilado. Respiré profundo mirando mi objetivo. Necesitaba recuperar ese llavero con mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario