-Definitivamente eres un pederasta de esos que
tiene hasta la hora en la que como apuntada- dije negando -Pues que sepas que
sé dónde vives , ¡Y no estoy loca!
-Y yo sé dónde vives tú - se rio de mí
ligeramente y rodé los ojos.
Me aparté de la ventana para ir hacia mi
habitación - Espera- dijo la voz y caminé de nuevo hasta la ventana porque me
aburría con toda mi alma. Al mirar tras ella, él corrió la cortina dejándome
verle.
Vaya sí, era un chico, y no un señor viejo.
Sólo le pude ver medio cuerpo, vestía simple y tenía ojos oscuros y pelo
castaño, él mismo era simple, pero a la vez, guapo - ¿Qué te ha pasado?
Me quedé algo anodada dada a la situación y
luego negué brevemente para centrarme - Un mal día en el agua- comenté - Así
que ahora estaré mínimo por un mes metida en este asco de habitación y dos
semanas con esta escayola, que me picas que no veas - dije intentando meter mi
uñas en el principio para poder bajar sin victoria alguna.
Respiré enfada al final y me coloqué los
shorts de boxeo que me había dejado mi hermano, azules y anchos. Él rio -Usa un
peine- me dio la idea -O un tenedor- giré la cabeza para pensarlo y fui hasta
el baño para coger un peine y rascarme a gusto.
-Muchas gracias- grité desde mi baño.
-De nada chica de la ventana- gritó la voz
desde el armario.
Caminé de nuevo hasta el armario para mirar
por la ventana, pero cuando lo hice la cortina estaba corrida de nuevo, y al
parecer alguien se había ido - Buenas noches chico de la ventana- dije casi
para mí misma y me alejé hasta mi cuarto.
Escuché por el pasillo que mi hermana y mi
hermano discutían en voz baja que estaba hablando sola y rodé los ojos.
Rebecca entró casi ahorcando a Taylor de lo
abrazo y pegado que lo tenía en su pecho - ¿Qué te he dicho Rebecca?- le
pregunté alzando una ceja y ella se quedó quieta para balancearse en el suelo
con sus tobillos.
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