-Buena empresaria - dije entre dientes.
-¿Acaso dudabas de tu socia?- dijo con una
ceja alzada.
-Llamemos a la siguiente- comenté cogiendo la
carpeta.
-Espera, se me ocurrió una idea para que
mañana tu fiesta quede en los periódicos como la mejor fiesta del año. - negué
preguntándome por qué seguía haciendo caso a la muchacha que tenía al lado- Ven
aquí- se acercó a mí y sacó su móvil
haciéndonos una foto rápida.
-¿Qué haces?- pregunté enfadada.
-Sólo hacer que mañana miles de hombres se
decidan por ir también a tu fiesta- se encogió de hombros y saqué el móvil para
ver con mis propios ojos lo que estaba tramando. Entré en la aplicación de
Twitter, del que, por cierto, tuve una aventura con su empresario y busqué en
su perfil para ver la insensatez que acaba de hacer. La foto tenía de título
"Las dos empresarias SOLTERAS, invitan a TODO NEW YORK, a que mañana
acudan a la fiesta de mi socia recientemente SOLTERA" repitió y rodé
los ojos. El tweet no llevaba más de dos minutos en la red y ya tenía miles de
RT's y mis seguidores de un minuto a otro subieron como la espuma. Miré a
Abigail que se disponía a colgar exactamente lo mismo en Instagram y me guiñó
un ojo dándome un "de nada" con su sonrisa.
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