-Que llame antes de entrar a la habitación -
dijo cabizbaja.
-¿Y qué más?
-Que no coja a Taylor tan fuerte- dejó al gato
caer que salió corriendo temiendo por su vida.
-¿Entonces?- salió de la habitación, llamo a
la puerta- Permiso -dije y entró otra vez contenta.
-Te traje esto- dijo dándome la carta y
saliendo nuevo de la habitación.
La releí un par de veces, la guardé en el
cajón. Ya me había fallado a mí misma cuando prometí que no leería nada de él
si no era en el acantilado, así que falté a la regla las veces que me dio la
gana. Al fin y al cabo era mi responsabilidad.
Metí el peine de nuevo en mi pierna y me rasqué
cansada de no poder hacerlo con mis manos.
-Buenas noches Romeo, buenas noches chico de
la ventana- dije en voz baja suspiré, apagué la luz y hablé para mí misma:
suficiente por hoy.
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