—No Nina,
tú no has hecho nada, has sido sincera — cogió mi mano — Iba a pedirle algo
importante esta noche pero lo has arruinado todo — se refirió a su madre
mientras ella la miraba en desacuerdo —Nina — volvió a girarse hacia mí y
rebuscó en el bolsillo de su americana para sacar una pequeña cajita y mostrármela
cerrada. Empecé a sudar y la abrió — Es una copia de mi llave — sonrió como si
no hubiese pasado nada antes — De mi casa, ahora quiero, que sea nuestra — dijo
explicándose — Es decir, sé que tú tienes clases entre semanas, pero podrías
pasar los fin des conmigo siempre y cuando no tengas tarea, y yo intentaría
librar en el trabajo , ¿no? — se estaba poniendo nervioso, mucho, porque me
había quedado sin palabras, seguía sosteniendo la caja delante mía con un
pequeño temblor. ¿Un policía al que le tembabla el pulso? ¿Qué era lo
siguiente, una puta virgen? —Di algo... — susurró mientras yo seguía mirando a
la llave con todo el interés del mundo.
—No puedo
dejar que pase esto — se metió su madre.
—Cállate —
le dijo áspero y aun mirándome — Y... ¿qué me respondes?
Creo en ese momento fue cuando la vida me
brindó el cambio que había estado pidiendo por mucho tiempo. Asentí —Sí, sí y
sí — le sonreí sinceramente, hacía mucho que no sonreía. Él apretó mi mano con
más fuerza también sonriendo y chocó sus labios contra los míos.
— ¿Fresa?—
preguntó dudando por el brillo que me había ocupado de echarme anteriormente en
los labios.
—No sé —
dije chocando diente con diente —Pruébalo otra vez — él rio y volvió a besarme.
Sonreí cuando paró y abrió ligeramente el collar que cubría mi cuello.
— ¿Te
importa si lo meto junto a tu anillo? — dijo con una ceja alzada y negué —Te
daré otra copia, esta me gusta que la lleves aquí — admitió sonriendo y
levantándose de la mesa —Me temo que no tomaremos postre mamá — dijo tirando de
mi mano haciéndome levantar de la silla y salir de su casa.
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario