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domingo, 18 de octubre de 2015

Página 459.

Parpadeé varias veces y me incorporé mirando a mí al rededor, no había nadie, ¿quién andaría por aquí?
Estaba helada, empapada, y mis piernas completamente metidas en la orilla, las vi de nuevo cuando la espuma se marchó y las recogí para sentarme y abrazarme a mí misma intentando mantener el calor corporal. Intenté dejar de temblar, pero mis dientes no paraban de castañear. ¿Hipotermia? Puede.
Seguía lloviendo incluso con más fuerza que antes, y mi cuerpo seguía sangrando como si no hubiese mañana.
Eran cortes superficiales, pero sentía que me estaban debilitando poco a poco, no eran los cortes, ni la sangre, era yo, era Edgar, era lo que me había causado.
Esta era mi forma de escapar.
Me levanté tambaleante y me acerqué a mis zapatillas y chaqueta, la levanté, la mochila estaba a salvo. Respiré profundo, con algo de tranquilidad, para colocarme la chaqueta, se acabó el descanso.
Aunque escapar te haga perder energía, y no sea ni de lejos algo recomendable, era mi forma de sentirme un poquito bien. Y necesitaba eso. Terriblemente.
Caminé unos pasos más mientras mis piernas fallaban y me hacían caer de vez en cuando pero no me permití no llegar, tenía que hacerlo.

Subí las escaleras de madera agarrándome a la barandilla y empecé a andar por el sendero, ahora de barro y charcos, mis pies estaban malheridos, con piedras, pinchos, y demás cosas que me hacían quejarme de a poco. 

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