Listaa

domingo, 18 de octubre de 2015

Página 454.

Lo que más me molestaba es que había tirado por la borda todo este tiempo, en el que parecía que iba poquito a poquito a mejor, en el que me había hecho un pelín más fuerte. Y seguía haciéndolo, y me seguía molestando, y no hacía nada para evitarlo.
¿Crees enserio Nina que hubieses podido pasar un cuarto de lo que ha pasado él de ti?, ¿Enserio crees que habrías podido negar una visita al amor de tu vida? Eso para ti es imposible.
Cogí aire me levanté de la silla y dejé el billete ya empapado de Edgar sobre el mostrador para salir de nuevo e ir a paso tranquilo mientras me mojaba sin importarme por la acera hasta mi parada. Me senté en el banco de hierro esperando por el transporte público con la mirada perdida , y con tantas cosas pasándome por mi cabeza, que a la vez se sentía como nada, y me bloqueaba. Sin poder decir bien qué era lo que me pasaba, sin poder responder a una pregunta con algo más que un monosílabo, sin sentir frío en el cuerpo, siendo un muerto viviente sin capacidad para decir algo coherente.
En el autobús, no me pensé, todo y nada es igual a una hoja en blanco. Y una hoja en blanco en depresión sólo es una hoja en blanco. Ya no era una niña, no tenía ceras que coger, no tenía imaginación que usar, no veía imágenes en las nubes en el cielo, ni si quiera podía pensar en algo qué pintar en un lienzo en blanco. Los niños pequeños tienen miedo de monstruos altos, peludos, y con dientes afilados. Los niños grandes tenemos miedo de nosotros mismos. Porque nos hemos dado cuenta de que nosotros somos los monstruos y llevábamos engañados todo este tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario