Listaa

sábado, 17 de octubre de 2015

Página 443.

Le echaba de menos a él, y echaba de menos lo que era yo cuando estaba con él, aun así entre esta locura de días, había algo que no me hacía pensar en él, su nombre era Sam, me amarraba a él de todas formas posibles, porque era lo único que podía salvarme ahora mismo.
Ahora cada día que elegía ir a clase contemplaba su mesa vacía, no era algo nuevo ver que no había nadie, pero él solía ir, al menos a alguna clase, y la pena de no verle, y que en parte fuese por mi culpa me reconcomía por dentro.
Tal vez había hecho caso a su madre, había decidido apartarme de su vida, había asumido que yo era una rata, de esas que trasmitían la peste negra, de esas que no se merecen si quiera estar en el alcantarillado. Tal vez sólo abrió los ojos y se dio cuenta con la clase de monstruo que había convivido por todo este tiempo, tal vez sólo entendió, que yo, no era suficiente para él, que yo, no era suficiente para nadie, que yo, no me merecía sus palabras de amor, y que yo, era perjudicial para su salud y su bienestar. Y aquí, se acaba la función, el príncipe se dio cuenta de que en realidad la princesa era un dragón, gruñón, enfadica y sin corazón, y decidió irse al galope con su corcel, dejando a la dragona frustrada y en busca de sentir algo en su frío interior apartada de lado, y eso produciendo, sólo, que se volviese más y más horrible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario