Listaa

sábado, 17 de octubre de 2015

Página 446.

No tardé en tantear la mesa con mis manos y coger el móvil, para llamarle y escuchar unos pitidos —Hola— escuché su voz y cogí aire profundamente.
Solté una risita nerviosa —Edgar, ¿qué? ¿Dónde estás? ¿Qué tal te encuentras?— sin importarme las fulminantes miradas de la bibliotecaria seguí intentando coger aire mientras lloraba.
—Me han enseñado muchas cosas en el hospital, trucos de magia — me toqué la frente.
—¿Qué has tomado? ¿Estás bien? ¿Debo llamar a tu casa?— pregunté absorbiéndome la nariz.
—He aprendido a aparecer y desaparecer.
—Edgar, se acabó voy a llamar al hospital— me giré en rotundo cuando encontré su mano puesta en mi hombro y a él con una sonrisa, bajé el móvil despacio de mi oreja y él sonrió más ampliamente para luego cogerme y darme vueltas en aire, me aferré a su chaqueta, respirando de su olor, empapándome de recuerdos. —¿Escuchas eso? — le cuestioné y me miró raro — Es mi hermana gritando, es que inundé la casa llorando cada vez que preguntaba por ti y nadie me contestaba. — le recriminé.
—Puedo explicarte eso — cogió sitio y se sentó en la silla de enfrente en la que todos nos estaban mirando.

—¿Cómo sabías donde estaba? — me senté también mientras él enredaba en mis apuntes y los miraba frunciendo el cejo.

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