Listaa

domingo, 18 de octubre de 2015

Página 468.

Caminé como pude hasta mi mochila y me dejé caer derrotada. Guardé la carta mojada en una carpeta extendiéndola para que no se rompiese.
Estaba manchada de barro, hierra, sangre y mojada. Todo un desperdicio. Saqué el portátil dispuesta a ver uno de sus CD's, pero al ver el reflejo de mi cara en la pantalla me di hasta miedo.
Tenía la barbilla completamente cubierta por una parte roja, que supongo que era piel, como cuando te caes de una bicicleta y te quedas sin la primera capa de esta misma.
Mi cara pálida, mis labios rozando el color blanco y mi pelo desordenado, al unísono que mis grandes ojeras debajo de mis ojos. Extendí las manos para verlas mejor y sentir ahora de verdad el dolor, había estado tan ocupada en lo que sentía mi corazón que me olvidé de lo físico, y realmente, yo ya no podía más. No con esto. Cerré el ordenador asustada con mi propio reflejo y lo guardé en la mochila.
No sé cómo pasó. Sólo sé que después de eso, ya no vi más.
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