Llamé a la puerta y él se quedó tras de mí,
había tenido una charla con él de camino en el coche y él accedió a seguirme la
corriente mientras estuviese en mi casa.
Agata abrió -Hola- le miró a él y luego a mí,
con una mirada llena de preguntas.
-Es mi nuevo entrenador de volley- pasamos.
-¿Pero no era policía...?- cerró la puerta.
-Sí, también de día entrenador y de noche
policía.
-¿Y cuándo duerme?
-No sé Agata, no es mi vida pregúntaselo a él.
-¿Y cuándo duermes?- alzó una ceja.
Carraspeó -En... en los descansos y en el
coche- dijo titubeante. ¿Un policía sin palabras? Vaya.
-¿En el coche? Matarás a alguien- exclamó
Agata.
-Oh no, cuando conduce mi compañero yo cierro
los ojos- comentó con naturalidad y yo le miré con cara de si que era tonto y
luego me giré hacia a Agata para sonreírle como si todo tuviese sentido, el
mundo fuese cuadrado y el cielo fuese de color rosa.
-Bueno Agata, hemos estado celebrándolo,
¿verdad?
-Oh sí- la pilló al vuelo- Hemos estado
comiendo- le miré raro, ¿enserio? "¿Hemos estado comiendo?" . Rodé
los ojos.
-En Venturelli's, hacía mucho que no íbamos
allí- agregué y arrastré mis pies en el suelo algo nerviosa- Bueno, ¿Dónde
están?- Agata seguía algo confusa y yo estaba apostando todo por cambiar de
tema.
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