El piso tenía poca luminosidad y las pocas
luces que destellaban daban un toque amarillento, la puerta era vieja y de
madera y las vistas desde la ventana eran un prado verde encharcado por la aún
abundante lluvia. Di un paso delante y mi hermano cerró tras de mí. Agata había
aceptado la idea sin poner pegas.
Había una pequeña cocina al lado derecho a la
que le hacía falta una buena mano de limpieza, la pila y la encimera estaban
llenas de platos sucios y comida por el suelo.
Después de fijarme en la poca organización
escuché una voz poco familiar y levanté la cabeza. Una gran televisión plana
ocupaba casi todo el salón, en ella salía la palabra "Pause" en
grande, bajé la vista hasta la play y los mandos que descansaban en la mesa.
—Casa vez te las traes más pequeña degenerado — abrí los
ojos de par en par y el chico sonrió.
—Es mi hermana pequeña, gilipollas — le
contestó con voz de pocos amigos y el otro borró la sonrisa de su cara.
—No os parecéis mucho — dijo
despacio y se volvió a dejar caer en el sofá verde que se notaba que estaba muy
utilizado.
—Bueno, fuera de aquí — mandó mi
hermano y se rieron. Ercole alcanzó el botón de la play que destellaba una
lucecita blanca apagándola. Ambos se quejaron —Es
importante — les miró con severidad —Id a
vuestra habitación, ella se queda aquí hoy. — el chico
que no había hablado me miró de arriba abajo y sonrió.
Ambos
eran morenos y uno de ellos llevaba gafas. Se levantaron pesadamente del sofá y
desaparecieron por un pasillo oscuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario