Me animé a mí misma. "Vamos Nina, esta es
la oportunidad para pasar página" y abrí la puerta con la cabeza gacha
Carla silbó —Estás
tremenda, si fuese lesbiana no dudaría en dejar a tu hermano y tener sexo las
veinticuatro horas del día contigo.
— ¡Carla! — Le reproché y ella
sonrió.
Me dio un
beso fuerte en la mejilla y yo le abracé — ¿Por casualidad
sabes si tu hermano está por aquí?— rodé los ojos y me
encogí de hombros —Bueno, no importa a lo mejor luego se pasa —cerré la
puerta definitivamente.
—Hoy tengo buen espíritu — le avisé —Esta noche
acabará bien, lo presiento.
—Así me gusta — agarró mi
mano y la besó momentáneamente.
—Primero tengo que hacer una parada — la casa de
Edgar se encontraba de camino.
—Oh, no, eso sí que no — me leyó el
pensamiento.
—Vamos Carla, confía en mí.
—Lo hago, lo hago ciegamente — le ofrecí
una pequeña sonrisa y comencé a subir con cuidado las escaleras que llegaban a
su puerta para tocar el timbre. Abrió la madre de Edgar y me miró realmente
mal, seguro que su hijo le habría contado quién había sido el culpable de la
paliza, y más en un pueblo en el que las noticias vuelan.
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