Alguien
movió ligeramente mi hombro y abrí un ojo — ¿Nina?— era Ercole
—Me han
llamado para poner unas persianas en una casa del centro.
—¿No estabas de vacaciones?— dije con
voz ronca y adormilada aún.
—Sí, pero pagan bien —depositó un
beso en lo alto de mi cabeza—Volveré antes de
que despiertes — Olía a su mejor perfume. Asentí, di media vuelta, me coloqué bien el
edredón y volví a dormir. No me dolía la cabeza, eso era buena señal, había
bebido lo suficiente como para estar contentilla, pero no me había pasado como
para tener resaca.
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